Cuando le preguntas a un diseñador, algo retro tiene que ver con la
iconografía de EE.UU durante la década de los 50. Cuando le preguntas a un programador (especialmente si es un apasionado de los videojuegos) te responderá mencionando la
commodore 64 o los 8 bits; esto también es válido para muchos músicos experimentales. Si le preguntas a un escritor, podrá irse hasta el pulp de la primera mitad del siglo XX, y si le preguntas a un chaval de 14 años, posíblemente vea como algo retro incluso la primera Playstation.
Así pues, ¿qué nos guía en este blog para mencionar el término retro? Pondré un ejemplo: tú y tus amigos y amigas estais tomando cañas en un bar y de repente, el extraño canal de televisión que tiene puesto el dueño del local
comienza a emitir un sonido familiar. Ese tipo de canales de televisión deben ser algo propio de los bares castizos, y no existen en ninguna otra parte del mundo; emiten videoclips en los que casi puedes ver la dudosa calidad de imagen del VHS. Ahora bien, de repente varios de tus amigos, incluído tú, os callais y una frase flota en el ambiente: "joder... ¡hacía siglos que no escuchaba este tema!". Entonces os dais cuenta de que es una de esas canciones que sonaban cuando empezásteis a salir de fiesta siendo apenas unos adolescentes hormonados y confusos; uno de esos tracks que no cesaban de sonar una y otra vez en todas las malditas radios.
Eso, amigos y amigas, es algo retro. Esa sensación de que algo aparentemente nimio, banal o símplemente lúdico forma parte de tu pasado y se ha quedado alojado en tu inconsciente hasta que en el momento más absurdo del mundo tu recuerdo despierta de su letargo y tu cara esboza una sonrisa, provocada por cientos de recuerdos que solo tú y quienes vivieron esas escenas pueden comprender.
Dicho todo esto, que sirve como preludio, paso a mencionar un nombre que, como las empresas punto com o el escándalo Lewinsky, es ya un icono de los años 90: Scatman John, más comocido como
Scatman.
Porque, amigos y amigas, lo retro no solo vive de videojuegos, películas o cintas de cassete, si no también de iconos formados por nombres, canciones sueltas que nadie sabe a que disco pertenece (muchas veces, no recordamos ni conocemos a los autores) o anuncios que llevamos repitiendo casi 20 años. Y Scatman fue un icono; quizás no para todos, pero si para muchos. Y para convertirse en ese icono solo necesitó un par de canciones. Pero, ¿quién se escondía detrás de esos pegadizos temas balbuceantes y acelerados?