31 oct 2011

Bienvenidos a los 90: Scatman John.


Cuando le preguntas a un diseñador, algo retro tiene que ver con la iconografía de EE.UU durante la década de los 50. Cuando le preguntas a un programador (especialmente si es un apasionado de los videojuegos) te responderá mencionando la commodore 64 o los 8 bits; esto también es válido para muchos músicos experimentales. Si le preguntas a un escritor, podrá irse hasta el pulp de la primera mitad del siglo XX, y si le preguntas a un chaval de 14 años, posíblemente vea como algo retro incluso la primera Playstation.

Así pues, ¿qué nos guía en este blog para mencionar el término retro? Pondré un ejemplo: tú y tus amigos y amigas estais tomando cañas en un bar y de repente, el extraño canal de televisión que tiene puesto el dueño del local comienza a emitir un sonido familiar. Ese tipo de canales de televisión deben ser algo propio de los bares castizos, y no existen en ninguna otra parte del mundo; emiten videoclips en los que casi puedes ver la dudosa calidad de imagen del VHS. Ahora bien, de repente varios de tus amigos, incluído tú, os callais y una frase flota en el ambiente: "joder... ¡hacía siglos que no escuchaba este tema!". Entonces os dais cuenta de que es una de esas canciones que sonaban cuando empezásteis a salir de fiesta siendo apenas unos adolescentes hormonados y confusos; uno de esos tracks que no cesaban de sonar una y otra vez en todas las malditas radios. Eso, amigos y amigas, es algo retro. Esa sensación de que algo aparentemente nimio, banal o símplemente lúdico forma parte de tu pasado y se ha quedado alojado en tu inconsciente hasta que en el momento más absurdo del mundo tu recuerdo despierta de su letargo y tu cara esboza una sonrisa, provocada por cientos de recuerdos que solo tú y quienes vivieron esas escenas pueden comprender.

Dicho todo esto, que sirve como preludio, paso a mencionar un nombre que, como las empresas punto com o el escándalo Lewinsky, es ya un icono de los años 90: Scatman John, más comocido como Scatman.

Porque, amigos y amigas, lo retro no solo vive de videojuegos, películas o cintas de cassete, si no también de iconos formados por nombres, canciones sueltas que nadie sabe a que disco pertenece (muchas veces, no recordamos ni conocemos a los autores) o anuncios que llevamos repitiendo casi 20 años. Y Scatman fue un icono; quizás no para todos, pero si para muchos. Y para convertirse en ese icono solo necesitó un par de canciones. Pero, ¿quién se escondía detrás de esos pegadizos temas balbuceantes y acelerados?






John Paul Larkin nació en 1942, y toda su infancia estuvo marcada por un defecto que, años después, cuando se enfrentó a él y lo uso en su beneficio, le convirtió en un mito: John era tartamudo, y tenía graves problemas para poder comunicarse. Es por ello que, para poder luchar contra sus temores y expresarse, utilizó desde muy joven el piano. La música fue su refugio, y para cuando entraron los 70, se hizo pianista y comenzó a tocar en pequeños clubs de jazz de los Ángeles.

Pero aún seguía marcándole su defecto y su incapaz para comunicarse fluidamente con los demás, por lo que hizo lo que todo buen músico de jazz hace: meterse en el alcohol y las drogas. Parecía que su carrera musical, aún relatívamente breve, no iba a sobrepasar a los 80. Pero entonces la muerte de su amigo Joe Farrell, también músico de jazz, así como el apoyo de su mujer, le hicieron darse cuenta de que debía tomar las riendas de su vida. Corría el año 90 y se fue a la ciudad idónea en ese momento para comenzar una nueva vida. Una ciudad gracias a la cual tomó otro ritmo su carrera musical y se adaptó a los nuevos tiempos: Berlin. Al igual que pasaba con las ingentes masas de jóvenes ansiosos por una buena fiesta o con los precoces visionarios del techno, la capital germana contagió con el virus electrónico a John. La caída del muro aún estaba fresca y el ambiente juvenil y renovador abrumaba en cada esquina que cruzabas. John, animado por su mujer, decidió unir sus conocimientos de jazz con algo mucho más innovador. Además, por primera vez, se atrevió a ponerle voz a sus canciones. Se enfrentaba así a sus fantasmas.

Nació entonces Scatman John, en claro homenaje a la música scat. No quería olvidar su pasado como músico de jazz (lo cual se percibe en varios de sus temas y videos), pero sería a través el uso del dance, mucho más innovador en aquel entonces, como se expresaría; y, por supuesto, dándole un tono humorístico y tremendamente optimista a todas sus canciones. Si bien nosotros, hispanoparlantes, únicamente nos hemos quedado con los pegadizos estribillos acelerados, en las letras de sus temas rezuma un constante mensaje de superación y vitalidad. No negaré que su música y sus letras son simples y carentes de una densa carga de profundidad, pero... ¡eran los 90! la idea era divertirse, hacerse rico rápidamente, aprovechar todos esos nuevos sintetizadores, darle algo de ritmo a miles de jóvenes con cazadoras de colores brillantes, y por lo menos Scatman quiso lanzarles un mensaje que iba más allá del "baila, baila y baila".





Con la tartamudez bastante pulida - años después, en una entrevista televisiva, le llegaron a insinuar que tal vez todo había sido un montaje, ya que pronunciaba bastante bien -, con mucho humor y vencidos sus problemas de droga y alcohol, Scatman John alcanzó los primeros puestos de todas las listas de éxito. Sus temas palpitaban en las radios dance de todo el mundo y durante varios años fue no solo un éxito de ventas y un icono de la música dance, si no también un gran activista en la lucha por los derechos de los discapacitados. Ahí estaba: un señor de 52 años, tartamudo, con ligero aspecto de dictador de una película mala o de policía de una serie ochentera, había alcanzado la cumbre del techno comercial a nivel mundial, siendo un auténtico mito en EEUU o UK. Todos reconocían su bigote denso y su sombrero, así como su semblante formal y, en cierto modo, elegante si lo comparamos con otros grupos de rap-dance cutre que triunfaban en esa misma década a base de chandals fosforito y cortes de pelo espantosos. Todos bailaban gracias a su defecto.

Sin embargo, en 1999, tras cuatro años de estrellato y un posterior olvido mediático absoluto, Scatman John sucumbió a un cancer de pulmón contra el que llevaban luchando un año. El icono de los 90 moría así con 57 años. Triunfó en los 90 y murió en los 90: se había convertido en un perpetuo recuerdo, gracias a sus canciones.








"Espero que los niños, mientras cantan o bailan mis canciones, sientan que la vida no es tan mala como parece. Que lo sientan al menos por un minuto"

(Scatman John)

3 comentarios:

  1. En aquella época los buenos dictadores todavía llevaban bigote, además de transmitir mensajes de superación y vitalidad.

    ¡Scatman, no te olvidamos! RIP

    ¡Muy buen post tio!

    ResponderEliminar
  2. ya n qedan tipos como este, grande

    ResponderEliminar